miércoles, 28 de enero de 2015

Si no oigo a mi corazón

Puedo observar
cautelosa,
desde lejos...

El amor que mueven tus pasos
cómo cae, castaño sobre tus hombros,
cuando te sientes libre,
cuando te sientes feliz.

Puedo también querer tu sonrisa,
cuando logras avanzar,
amar tu canto aún
cuando sea otra quien 
reciba tus abrazos.

Puedo degustar junto a ti
el café que tomas cada mañana,
ese en que aún me recuerdas,
gota a gota,
suspiro a suspiro...

sabiendo,
este aire es tu mismo aire,
y tu tierra seguirá siendo mi tierra.

Aún puedo vernos
en el vuelo de las gaviotas
en el crujir del bosque
en el sueño de ser padres,
que ahora desvanece.

Y en la lucha diaria
de ser un poco más libre,
ahí siempre estás
mientras mi sonrisa
aún,
se refleja en tus ojos,
y en tu taza de café.







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